Howard Hughes, un mito de Hollywood

Howard Hughes, un mito de Hollywood

Hay pocas personas que puedan presumir de haber aportado grandes cosas a la Historia de la Humanidad en diversos sectores que no tienen nada que ver entre ellos. Por ejemplo, en el mundo del espectáculo se valora mucho a aquellas personas que han ganado los tres grandes premios de la industria: el Tony (por el teatro), el Grammy (por la música) y el Oscar (por el cine). Los músicos John Legend y Jennifer Hudson lo han logrado recientemente, aunque siempre con el Oscar por su talento musical y no por interpretación. Viola Davis sí que ha conseguido ganar el premio más importante del cine como actriz, así como los musicales por su propia trayectoria. Lady Gaga está en camino de conseguirlo… Sin embargo, todos ellos tienen que ver con un mismo talento: la actuación. Es mucho más extraño ver a un músico que haya marcado una época con sus canciones y que además haya podido influir en la carrera espacial de su país.

La figura de Howard Hughes siempre ha tenido a su alrededor un halo de polémica y misterio. Es, sin lugar a dudas, una de las celebridades más importantes del siglo XX, y es que su influencia se marca tanto el mundo del cine y el espectáculo como en el de los negocios o la aviación. Howard era una de esas mentes brillantes a las que la palabra genio casi se le quedaba pequeña. Un chico que creció en una familia acomodada, donde seguramente tuvo más fácil espolear su talento hacia cotas increíbles. Se tuvo que enfrentar a diversas adversidades que marcaron profundamente su carácter, pero supo salir adelante con su  ingenio y con su talento. Tanto que se convirtió, con apenas 20 años, en una de las emergentes figuras del primer Hollywood. Pero su curiosidad no terminaba en el cine, ni mucho menos. Gracias al negocio heredado de su padre, que inventó una broca para obtener petróleo, Howard pudo dedicarse a todo aquello que siempre le interesó. Los negocios, el cine, la aviación… y por supuesto, también las mujeres, un tema en el que siempre hay mucha polémica al hablar de su figura.

Destinado a ser una leyenda

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Howard Hughes nació en 1905 en el estado de Texas, en el seno de una familia acomodada pero muy peculiar. Su padre había inventado una broca que permitía a las máquinas sacar petróleo en lugares hasta ese momento inaccesibles. Sus negocios le habían generado muchos ingresos, y la familia vivía con todo el lujo que pueda imaginarse. Su madre, sin embargo, sufría de misofobia, miedo a los gérmenes y a la suciedad. La muerte de ambos, cuando Howard apenas era un adolescente, marcó al chico de manera definitiva. Ya despuntaba por su ingenio, creando artilugios como la primera radio de todo Houston, o una bicicleta motorizada. Al heredar el negocio paterno, Howard entendió que debía madurar de golpe. Tras un breve paso por la Instituto Tecnológico de Houston, Howard se casó con apenas 20 años y se mudó a Hollywood con su esposa, para producir películas.

Empresario y apasionado de la aviación

Corría el año 1925 y la industria todavía estaba despertando. Howard Hughes era un chico repleto de talento, buenas ideas y también mucho dinero gracias a la empresa familiar. Gastaba todo lo que tenía sin mirar siquiera el precio de las cosas. Compraba voluntades, y también cuerpos, como veremos más tarde, sin un atisbo de escrúpulos. Su carrera en el cine se centró sobre todo en la producción, estando detrás de éxitos como Hermanos de Armas, The Racklet o la primera versión de Scarface. También dirigió Hell´s Angels, una de las primeras películas con sonido de la historia. Estuvo nominado en numerosas ocasiones a los premios Oscar, aunque no se llevó ninguno a su nombre. Así mismo, descubrió a grandes estrellas como Jean Harlow, que pasarían a trabajar en sus películas, después de ser sus amantes.

Mientras su vida matrimonial entraba en crisis por sus continuas infidelidades, y el éxito como productor le aupaba en Hollywood, Hughes decidió centrarse en su carrera en la aviación. Era un ingeniero de aviación autodidacta y creó planos y mejores para diversos modelos, desde su empresa Hughes Aircraft, fundada con apenas 27 años. Seguramente el avión más popular de aquella compañía fue el H-4 Hércules, aunque solo se construyó un prototipo. Este hidroavión, el más grande de su época, estaba destinado a servir en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Hughes Aircraft no logró tenerlo terminado a tiempo, lo que suscitó una gran controversia. Hughes volvió a salir indemne de aquel debate político, aunque si figura se resintió. Fue un punto de inflexión que se agravaría años más tardes con su Trastorno Obsesivo Compulsivo, lo que le hizo recluirse a finales de los 50 para vivir sus últimos años alejado del foco público.

El sexo, su otra gran debilidad

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Sus biógrafos siempre han resaltado con mucha vehemencia que las dos grandes pasiones de Hughes eran las mujeres y los aviones. En estos segundos destacó por su compromiso con la aviación y por sus ideas innovadoras. Era considerado todo un héroe, y un auténtico visionario dentro del sector. En cuanto a su relación con las mujeres, su biografía ofrece más sombras que luces. Era un hombre de su tiempo, acostumbrado a tener lo que quería, y en esas circunstancias es entendible que se contentara con una esposa. Cuando se mudó con su primera mujer a Hollywood, los rumores sobre sus infidelidades comenzaron enseguida. Tras su divorcio, por su cama pasaron algunas de las mayores estrellas del Hollywood clásico, de Rita Hayworth a Katharine Hepburn, pasando por Ginger Rogers. Su fama de mujeriego le precedía, y muchos vieron en él al auténtico playboy original.

Acostumbrado a tener todo aquello que deseaba, Hughes no dudaba en comprar voluntades. Recurrió a la prostitución en numerosas ocasiones, según se tiene constancia, pero además lograba “comprar” a todas aquellas mujeres que deseaba, ya fuera con dinero o con oportunidades laborales. Este tema genera todavía hoy mucha polémica, ya que está claro que se sirvió de su posición y su riqueza para estar con determinadas mujeres, aunque otros defienden que era su carisma lo que las atraía hacia él. Sea como fuere, aquella visión de hombre mujeriego siempre le persiguió, ya que era, al final, una parte más de su propia vida, que él disfrutaba.

El aviador, una película sobre su vida

En 2004, el cineasta Martin Scorsese hizo tándem con la estrella Leonardo DiCaprio para lanzar la película El Aviador, que se vendía como el proyecto definitivo sobre la vida de Hughes. El filme cosechó un gran éxito y no escatimó en mostrar tanto la parte positiva como la negativa del magnate, aunque se centraba especialmente en su pasión por la aviación. La interpretación de DiCaprio le valió su primer Globo de Oro, así como su segunda nominación a los premios Oscar, aunque no se lo llevaría hasta más de una década después. La película ha sido muy aplaudida tanto por la crítica como el público, siempre distanciándola en cierta forma de lo que fue la “vida real” de Hughes, como suele ocurrir en estos biopics.

Francisco

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